Lo que mata no es el frío, es la calle"

Lo que mata no es el frío, es la calle"
Entidades que trabajan con personas sin hogar reclaman viviendas temporales y más plazas estables de albergue, más allá de la campaña de invierno. Además, piden aumentar los recursos y la coordinación para acceder a plazas de albergue.
Olga Berrios y Silvia Torralba / Redacción (26/04/2007)Buenas temperaturas, largos paseos, la lluvia... mientras que -para las personas con hogar- la primavera suele estar relacionada con estas ideas, para quienes por diferentes razones no tienen apoyo social y un techo, la primavera suele significar el cierre de plazas de albergues. Y es que, en lugares como la ciudad de Madrid, durante los meses de invierno se abren dispositivos de albergue especiales –conocidos como Campaña del Frío- para evitar que muchas personas tengan que soportar temperaturas mínimas.
Algunas cifras...
- El Instituto Nacional de Estadística afirma que en España hay más de 21.000 personas sin hogar, aunque varias ONG hablan de 30.000 personas- Se calcula que en Madrid hay unas 6.000 personas sin hogar y en Barcelona unas 2.000- El 86,7% de las personas sin hogar no utiliza los albergues, según el estudio realizado la noche del 12 de diciembre en Madrid.- Sólo el 3% de las personas sin hogar acude a algún centro de día.- El 83% de las personas que viven en la calle son hombres, pero cada vez hay más mujeres.- El 25% son jóvenes, que llegan a la calle con menos de 20 años. (Estudio de Manuel Muñoz)- Cerca del 50%, son inmigrantes- El ingreso medio de las personas sin hogar es de poco más de 300 euros al mes.“Creemos que la calidad de vida de las personas sin hogar no es mejor el día 2 de abril que el 7 de enero”, denuncia Iván Torre, coordinador del programa para personas sin hogar de Solidarios para el Desarrollo. En esta entidad piensan que “lo que mata no es el frío, sino la calle” y por esta razón reclaman más plazas estables de albergue, es decir, techo durante todo el año. Además, durante la llamada Campaña del Frío de Madrid, que acabó el pasado 1 de abril, Solidarios para el Desarrollo atendió a más de 250 personas sin hogar cada noche. Lo que quiere decir que, a pesar del aumento de plazas durante la campaña, muchas personas no cuentan con un techo bajo el que dormir. Mientras, en Barcelona, en los últimos años han aumentado las plazas públicas a través del plan de inclusión, a nivel de acogida y centros. En 2006, los nueve centros de la red pública de acogida ofrecieron 716 plazas y 16 entidades crearon junto al Ayuntamiento de la ciudad una red de atención a personas sin hogar para hacer más efectiva su actuación.Una de las entidades que participan en esta plataforma es Arrels Fundació. Su portavoz, Ramón Noró, explica que en los últimos años han aumentado las plazas de albergue en Barcelona y que se trata de “un paso adelante, aunque todavía queda por hacer”. Para él, el reto es garantizar viviendas permanentes para las personas sin hogar.¿Cómo se accede a un albergue? Según Francisco Calabozo, gerente del Programa de Acceso a Recursos y de Alojamiento de la Fundación Rais, cada entidad que trabaja con este colectivo tiene su propia metodología. Sin embargo hay ciertos pasos generales que todas las organizaciones tienen que seguir.El primer paso es la toma de contacto: "En ésta el profesional conoce a la persona que demanda un servicio", explica. En una entrevista se toman los datos de la persona como su situación, su problemática y la demanda que realiza. A la vez, se le informa de las características del recurso, normas, horarios o la finalidad. El acceso al recurso no sólo depende del perfil de la persona o de las plazas, sino de los requisitos del "nivel de exigencia", que es la forma en la que se clasifican los recursos para personas sin hogar. Los del nivel más bajo se caracterizan por normas y requisitos más laxos. Por ejemplo, tienen horarios muy amplios. Los de mayor nivel, tienen más control sobre la identidad de sus usuarios y normas más estrictas.El siguiente paso es la intervención, que difiere "según la entidad y la persona". Calabozo comenta que "es difícil sacar estrategias generales pero el objetivo general tendría que ser que la persona cambie su situación hacía otra más favorable". Por ejemplo, de estar en paro a encontrar un empleo o de consumir sustancias adictivas a la abstinencia.El último paso es la fase de cierre, cuando el usuario o la usuaria dejan de acudir porque ya ha superado su situación.Diferencias y descoordinación"Esto que en teoría queda muy bien, tiene multitud de luces y sombras -lamenta Francisco Calabozo-. Es tal la diferencia entre entidades, profesionales y personas que hace de la intervención completamente distinta según los actores antes mencionados".Por ejemplo, la Fundación Rais tiene su propio modo de proceder, dando una gran importancia al momento de acogida. Así, con el objetivo de que la persona no se sienta "invadida", en un recurso como el Rincón del Encuentro "no tenemos sistemas que limiten que la gente acceda (guardia de seguridad, no pedimos documentación) llegando al extremo que antes de dirigirnos a la persona nueva esperemos el tiempo que sea necesario".Y es que, si una persona llega a la calle, la forma que tiene de acceder a una plaza de albergue o a cualquier otro tipo de recurso es bastante imprecisa. “Una opción es que las personas sin hogar se presenten directamente en los albergues y pidan una plaza, pero también llegan a través de nosotros”, señala Ana Skoumal, trabajadora social de Arrels Fundació. Cuando una persona sin hogar comenta a esta entidad que desea dormir en un albergue, la organización se pone en contacto con el centro y, durante las dos semanas de estancia que “como máximo” permiten estar en el albergue, hace el seguimiento.“Los requisitos para poder acceder a los albergues son básicamente estar en la calle y no tener un sitio donde dormir”, explica Ana Skoumal, que comenta que cuando acaba el plazo de dos semanas intentan buscar una nueva plaza de albergue u ofrecer a la persona la posibilidad de dormir en una pensión.Además, según la trabajadora social de Arrels, los albergues suelen estar “bastante llenos, cuesta encontrar plaza” y hay “poca coordinación” entre los recursos existentes. La misma opinión expresa Iván Torre de Solidarios, que dice que acceder a un recurso es difícil porque "existen, pero no hay una coordinación real entre ellos". Por otro lado, “por muy buena voluntad que tenga un trabajador social de una organización no gubernamental o de una entidad pública, si todos los recursos están copados, la derivación es imposible”. Propuestas Estas organizaciones anotan una serie de ideas para mejorar la situación:
Aumentar el número de recursos, tanto asistencialistas como los de inserción sociolaboral.
Diversificar los recursos, ya que el perfil de las personas sin hogar es muy diferente, y no crear recursos masificados, sino espacios que atiendan a grupos pequeños.
Activar la emergencia en la Campaña del Frío cuando la sensación térmica no supere los 5 grados. En la actualidad se activa cuando es de 0 grados.
Aumentar del número de medios de transporte para llegar a los albergues que se encuentran alejados del centro de la ciudad.
Aumentar a un mes el tiempo de estancia de las personas en los albergues. Esto ayudaría a que los trabajadores sociales pudieran proponer recursos más estables.
Crear centros de día y albergues en el centro de la ciudad, donde vive más del 60% de las personas sin hogar.
Aumentar el número de trabajadores sociales en los albergues y mejorar la colaboración entre los Servicios Sociales y la Campaña del Frío que permita el trabajo de prevención.Más información:Solidarios para el Desarrollo, Arrels Fundació y Fundación Rais Volver

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